15 de diciembre de 2009

Adios papá querido


Hace unas horas que ya no está con nosotros y ya te extrañamos. Dios ha querido llevarte a su lado para estar con los que también te aman,
Sin embargo es difícil dejarte partir y no poder verte una vez más. Tenías tantas esperanzas de que tu corazón se recuperara y sin embargo nos dejó como cuando un reloj deja simplemente de funcionar, a pesar de que buscamos al mejor relojero.
Pensaba que hacer cuando llegara este momento, sin embargo todos mis pensamientos están en que te tuvimos un tiempo en nuestras vidas y has llegado a moldear nuestro carácter de una u otra manera; en mi caso la vocación de médico y la dedicación me la diste tú. No sé si te sentías satisfecho de tu obra conmigo, pero cuando conversamos de medicina era en un nivel de colegas.
No quiero jusgar a nadie, pues no me corresponde, pero siempre estaba triste hasta que pasaste esos últimos días con nosotros, donde la ilusión de vivir y de curarte, así como la reunión de todos tus hijos fuera de toda crítica, estoy segura te alegró el corazón.
Fuiste dedicado 100% a tu profesión, a la docencia; tenías un arte en tratar a tus pacientes y hasta tus últimos días querías seguir atendiéndolos. Por eso, hoy pensaba que me enseñaste con tu ejemplo y con el dolor del alma seguí atendiendo a los pacientes.
Muchos te han querido y te quieren. Tu partida no quedará en el olvido, pues mientras pensemos en ti, te recordemos y te encomendemos, seguiras vivo en nuestros corazones. Porque ahora estas descansando, estas con los tuyos que te estaban esperando sobretodo mi mamá que seguro estará de tu mano enseñandote la bellezas del paraiso.
Hasta pronto papá. Vivirás en nuestros corazones siempre.
Carmen