7 de mayo de 2008

El valor de la vida

Para algunas personas el presenciar un nacimiento atrae emociones encontradas. La felicidad y ternura frente a un ser tan indefenso y dependiente. La esperanza que representa una nueva oportunidad de cambio. El miedo de no saber si esta todo bien .La preocupacion y compasion por la mujer que parece morir durante el parto, pero sobretodo el enigma del futuro de esa nueva criatura. La reflexión que nos lleva contemplar lo maravilloso de la estructura humana, tan perfecta en su formacion y función.
Cuando algo no sale bien, porque el niño no esta bien, hay complicaciones en la madre , nos preguntamos el Por que? y nuestra naturaleza nos lleva a buscar culpables: fue la demora, fue el médico, fué la madre , fué....
Cada vez me sorpenden más las mujeres que son madres; muchas veces olvidandose del dolor de sus heridas sufren lo indesible por sus hijos....mas al final todo pasa; la heridas se cicatrizan, los niños se recuperan( a veces no), pero todo pasa y vuelve a empezar.
Hoy he presenciado cómo una madre sufría porque su niña no había nacido bien; lloraba, buscaba culpables; no le importaba el dolor de su reciente cirugía, ella estaba preocupada. Me pareció que lo mas apropiado sería ver el estado de la niña y hable con el neonatologo y me describio una notable mejoría pese a lo dificil de su nacimiento, y quise darle la buena noticia para alegrar el sufrimiento a esa madre...pero ella seguía sin sonreir hasta que por fin le arranque una ligera sonrisa y pienso que esta sonrisa sera plena cuando mañana tenga a su niña en sus brazos.
Estoy segura que esta historia tendra un final feliz con la completa recuperación de la madre y la niña.
En otra ocasion , cumpliendo una sugerencia de un curso de capacitación, pregunte a la madre si deseaba que su niña extremadamente prematura ( 4 meses de gestacion)y a punto de morir se quedara con ella en su brazos hasta que falleciera; la madre eligio esta opción y acompañó a su bebe tambien en este momento .
Cuando al final de los años, estos nuestros bebes se convierten en hombres y mujeres adultos, recordamos cómo los contemplabamos de pequeños revisando sus manitas, ojos, rostro . Acompañandolos en sus fiebres, curando sus raspones de rodillas, recogiendo sus ropas tiradas en el suelo, ayudandolos en sus tareas y aconsejandolos. Creo que nunca dejaran de ser nuestros bebes. Nosostras nunca dejaremos de ser sus madres.
Feliz día de la madre.